martes, 17 de julio de 2007
Loca por las alcachofas
Cuando Catalina de Medici (1519-1589) hizo su entrada triunfal en París para contrear nupcias con el entonces duque de Orleans, más tarde Enrique II de Francia, nadie podía creer que el pequeño ejército de cocineros que acompañaba a la hija de Lorenzo El Magnífico, pudiera competir con los de la Corte, tenidos por los más avezados de Europa.
Con ellos viajaba un vegetal llevado a Italia por los españoles- la alcachofa-, que Catalina, tomaba de todas las formas posibles o sea, cruda, cocida, en ensaladas, rehogada y con salsas, por lo que fué cultivada con prontitud para satisfacer al menos el apetito de la reina.
De las dos debilidades conocidas de Catalina de Medici, la arquitectura y la gastronomía, su gula la hizo tan famosa como sus iniciativas artistícas, plasmadas en la construcción de una nueva ala del Museo del Louvre, el inicio de las obras del palacio y los jardines de las Tullerías, además de la construcción del castillo de Monceau.
Con todo, su nombre ha quedado asociado a las exquisitas "artichauts barigoulde", nombre original de un guiso de alcachofas rellenas clásico.
Para que su desperdicio sea menor, las alcachofas deben ser pequeñas como una manzana.
Asi mismo en las bodas de su hijo Carlos IX con Isabel de Austria, año 1570, Catalina de Medici, organizó uno de los entremeses más grandiosos, las suculentas viandas, salían de las entrañas de un gigantesco caballo de madera-imitación del célebre caballo de Toya, portadas por un centenar de criados vestidos a la usanza griega.
Imágen: http://upload.wikimedia.org/, http://static.flickr.com/, http://static.flickr.com/
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