"Mantelerías tiesas, vajillas pesadas y cargadas de solemnidad; prístinas copas de vino, erectas y presentables como guardias en un desfile; un comando de cuchillos puntiagudos y afilados a la expectativa; el mobiliario humano de los otros comensales y de los camareros uniformados; y sobre todo, la conciencia de que uno llegó por fin a un decorado diseñado principalmente para satisfacer sus necesidades: un vistoso palacio donde todo son atenciones"
En deuda con el placer. John Lancherter